Recomendaciones técnicas de gestión forestal

⛰️ Los montes de Mosqueruela en clave selvícola

El término municipal de Mosqueruela cuenta con más de 26.500 hectáreas, de las cuales alrededor del 75% son masas forestales arboladas, dominadas por pinares de pino albar (Pinus sylvestris) y pino laricio o negral (Pinus nigra). Este recurso forestal, mayoritariamente privado pero con un tercio de propiedad pública, constituye uno de los principales activos naturales del municipio.


El proyecto Mosqueruela-BIOFOR se enfoca en la gestión de estos pinares, los cuales presentan:

  1. Estructuras irregulares (mezcla de pinos de todas las clases de edad), fruto de décadas de gestión basada en “huroneos” (cortas que solo afectan a los árboles de mayor diámetro y mejor calidad), y de los procesos de colonización gradual de antiguos cultivos o pastos.
  2. Calidades de estación medias o medias-bajas, condicionada por climas fríos y suelos calizos poco profundos.
  3. Densidades elevadas en amplias zonas, lo que incrementa la competencia entre árboles y el riesgo frente a sequías, plagas, nieve o viento.
  4. Una alta multifuncionalidad, con aprovechamientos madereros compatibles con pastoreo extensivo, recursos micológicos, funciones protectoras, etc.

El diagnóstico confirma que existe un elevado potencial productivo y ambiental, siempre que la gestión evolucione hacia modelos técnicamente ajustados a la realidad del territorio y orientados a la mejora de los pinares. La gestión forestal sostenible en este contexto debe promover:

🌲 La gestión reciente de los pinares

Unos niveles de gestión por debajo de la posibilidad

Según los datos disponibles, la gestión de los pinares en el término municipal de Mosqueruela durante el periodo 2013-2023 movilizaron en torno a 8.500 m3 de madera anualmente, de las cuales en torno a 2.000 m3 anuales correspondieron a Montes de Utilidad Pública. 

El inventario forestal realizado en el proyecto Mosqueruela-BIOFOR a escala municipal, indica que las 16.500 hectáreas de pinares de pino albar y laricio en el municipio crecen en torno a 45.000 m3 anuales. Este inventario ha identificado entorno a 7.000 hectáreas en las cuales es urgente la ejecución de cortas selectivas, o cortas de mejora, y recomienda la ejecución de este tipo de intervenciones en un mínimo de 500 hectáreas anuales, movilizando un volumen aproximado de 25.000 m3 anuales de madera de diferentes dimensiones y calidades (correspondiendo entre 8.000-10.000 a Montes de Utilidad Pública). Comparando estas cifras con los datos históricos, obtenemos que se ha estado gestionando entre un 20 y un 40% de lo recomendable, y que esta gestión se ha centrado exclusivamente en el aprovechamiento, y menos en la mejora de los pinares.

En los años 2024 y 2025 se ha realizado una reactivación de la gestión, que se está enfocando a los rodales forestales que más lo necesitan, combinando la ejecución de aprovechamientos y mejoras.

Planificación desigual entre montes públicos y privados

Aunque algunos Montes de Utilidad Pública cuentan con Plan de Ordenación, todavía existen otros que ni siquiera están deslindados, cosa que no debería impedir su gestión planificada, pese a que la ausencia de deslinde no recomiende la redacción de un Plan de Ordenación.

En montes privados, patrimoniales y consorciados, la planificación forestal es mínima, y debería fomentarse mediante convocatorias de ayudas. Los instrumentos de planificación a nivel de monte (planes técnicos de gestión forestal y planes de ordenación de montes) repercuten en una mejora del estado de los montes y de la rentabilidad de los aprovechamientos (madera, setas, etc.) al programarlos racionalmente. Además, ofrecen importantes beneficios fiscales a la propiedad, y otorga prioridad para acceder a subvenciones públicas para mejoras forestales. Finalmente, simplifica la tramitación administrativa de las actuaciones de gestión, sustituyendo autorizaciones por meras comunicaciones.

Recomendaciones de gestión forestal sostenible

Las siguientes propuestas se basan en los resultados del diagnóstico y en las orientaciones del proyecto Mosqueruela-BIOFOR, junto con criterios técnicos actualizados y alineados con normativas y estrategias nacionales y europeas.


Planificación forestal adaptada al territorio

  • Redactar y ejecutar instrumentos de gestión en montes públicos y privados, promoviendo también la certificación de la gestión forestal sostenible.
  • Aplicar una gestión basada en modelos selvícolas acordes a la calidad de estación local (pino albar de calidad baja/media-baja; pino negral de calidad media).
  • Ajustar las rotaciones y las intensidades de corta, y los diámetros objetivo para limitar la abundancia de pinares sobremaduros y sobredensos que dificultan la regeneración y por tanto el mantenimiento de las estructuras irregulares.
  • Mantener enclaves singulares, zonas de reserva, o de conservación activa, de acuerdo a una gestión planificada en los instrumentos de planificación.

Gestión activa para masas más sanas y productivas

  • Implementar más tratamientos de mejora en las cortas selectivas, o en actuaciones de mejora estricta, para reducir la competencia, eliminar pies poco vitales y favorecer árboles de futuro.
  • Mantener estructuras irregulares donde estén consolidadas, por su compatibilidad con pastos, uso micológico y el mantenimiento de una cubierta arbolada contínua y estable.
  • En zonas adecuadas (repoblaciones), evaluar la implantación de modelos de gestión de masa regular, o tratamientos de conversión progresiva a estructuras irregulares.

Fomento de la multifuncionalidad

  • Compatibilizar tratamientos selvícolas con la ganadería extensiva, clave para el territorio y para mantener claros, pastos arbolados y estructuras más resistentes al fuego.
  • Preservar y fomentar la diversidad de especies y estructuras (árboles viejos, madera muerta, etc.), que mantienen la biodiversidad.
  • Diseñar actuaciones que reduzcan riesgos: incendios, sequías extremas, plagas y enfermedades, etc.

Adaptación al cambio climático

  • Reducir densidades para mejorar la disponibilidad hídrica por árbol.
  • Favorecer la regeneración natural, en especial promoviendo mezclas de especies o favoreciendo especies mejor adaptadas a la sequía (pino laricio frente al pino albar), allí donde están presentes.
  • Priorizar la gestión de mejora o sanitaria en áreas críticas para generar bosques más resistentes a sequías, plagas y eventos extremos.

Recursos de interés

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